Ferrocarril de Hierros de Garrucha

Las primitivas explotaciones de las Minas de Garrucha, abandonadas en 1930 quedaron en manos de Alfredo Dörn. El estudio de las minas y los análisis del mineral dieron buen resultado por lo que la Sociedad Metalúrgica Duro-Felguera decidió reiniciar la actividad.

Las minas y todos sus sistemas de transporte estaban en un completo abandono, para hacerse cargo de la actividad se constituyó la sociedad  “Hierros de Garrucha-Minas de Bedar” a cuyo frente situaron a Felipe Guillén. Se restablecieron los cables de transporte de mineral  y se estableció una línea de ferrocarril entre Las Cañaicas y el Hoyo Júpiter, facilitando la llegada del mineral a la Tolva de San Manuel, desde donde partía un cable en dirección a las canteras de los Gallardos y desde allí por carretera se transportaba hasta el puerto de Garrucha.

Los trabajos de restauración de la actividad quedaron listos en 1952, si bien algunos cables de transporte no quedaron resueltos hasta 1956. En 1962 a la muerte de Felipe Guillén, la dirección pasó a manos del ingeniero José María Magariño, quien amplió la vía férrea inicial a los pozos  Esperanza y Las Palas.

La línea férrea a que nos hemos referido entre  Las Cañaicas y el Hoyo Júpiter atravesaba tres túneles  uno de ellos el de San Manuel , junto al que se ubicaba el depósito y un pequeño taller.

La actividad minera decreció, cesando el 16 de agosto de 1970

Material Móvil: Locomotoras:

Todas ellas para vía de 600 mm, con motor diesel

Esta última locomotora – según Luis Caillot, J.A. Gómez Martinez en la RHF- fue construida por Construcciones Ferroviarias Industriales de Cornellá (Barcelona) se destinó al Pozo Esperanza